viernes, 23 de julio de 2010

Todo por una

Nos fuimos a Alemanía, Holanda, Austria, Francia, Irlanda, Roma... Paramos allí cerca, muy cerca, un tal puente Milivio... Pusimos un candado, escribimos nuestros nombres, tiramos la llave al río...

Pero el final llegó y como todo buen desenlace llegó el decir adiós.
La palabra más difícil de pronunciar, A.D.I.O.S... y más aun cuando es para siempre y en todo caso me gustaría decir un hasta luego... Pero ya nadie da esperanzas ya nadie lucha por la supervivencia y todo se da por muy perdido.

Ella dijo que le entraron ganas de llorar cuando llegó al final del tunel, que no podía ser que hubiera entrado acompañada y a la salida se encontrara simplemente sola en algún lugar desconocido que supuestamente nadie conocía, solo en su interior, muy al fondo, en aquel rinconcito, si... allí a la derecha... sabía que para ella no era para nada desconocido, solo que lo habría olvidado en algún momento de desesperación, en algun momento de perdición.

¿Cuándo llegamos?... ¿Queda mucho?... ¿Dónde estamos?.. ¿Pero de que sirven todas esas palabras si al final tiempo, recorrido, velocidad y destino van a ser el mismo? Idiotas respuestas para simples preguntas.

Como niña idiota que no sabe llegar al final de nada y solo se le da bien preguntar para encontrar respuesta a esas dudas sin importancia, nada más me queda decir que por mucho que me cueste admitirlo ADIOS es la palabra más bonita que me han dicho nunca.

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