jueves, 29 de mayo de 2014

Un fenómeno constante

Hace cosa de un mes me atreví con un concurso de microrrelatos, he de decir que todo aquel que ofrezca la posibilidad de presentar los escritos vía electrónica me llama más la atención que los de entrega en mano/correo, la participación es muy dinámica y parecen estar al alcance de un grupo más heterogéneo de escritores, mayor cantidad de amateurs, vasta lista de niveles de escritura, un buen modo de atreverme a entrar en este gremio —de momento como mera aficionada— al fin y al cabo.  

Todos los textos empezaban del mismo modo "Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida...", el mío fue el siguiente:

Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve y el humo de mi cigarro se intercala entre gota y gota, abriéndose camino y desvaneciendo su paso a la vez, y así del mismo modo que era humo, humo deja de ser. Como la corriente incesante del río de Heráclito, así es la lluvia que cae tras el marco de mi ventana abierta, semejante entre sí y distinta a la que precede, una falsa perseverancia que me hace decir "lluvia" cuando sólo puedo hablar del milagro de llover. 

Cierro el ventanal y recuerdo las leyes del cambio: primero se me humedecen los párpados, luego se empapan mis mejillas, un río quimérico se dirige perdido hacia el cuello de mi camisa, como si la lluvia nunca fuese a dejar de caer. 

Agradecer a la Fundación Camilo José Cela la oportunidad y facilidades que ofrece desde que empezó la primera edición del concurso dos años atrás.