viernes, 25 de febrero de 2011

Venganzas a largo pelazo.





Cuantas son las razones que me han podido dar una y otra vez. La distancia, el camino, el tiempo y la ausencia; elementos que forman parte de mi día a día en cuanto a las excusas ¿o debería decir acusas? Porque no es más que una palabra tras otra que se clava en lo más hondo de mi piel, que el destino así lo ha dictado y está claro, no se puede prometer el cielo para más tarde enviarte vía directa al infierno.
Y de acusar es de lo que voy a hablar.

Hoy me voy a centrar en criticar, sin miramientos ni compasiones, sin miedos ni perdones, sin miedo a que me escuchen, sin miedo a que se venguen. Porque venganza es lo que pido, y venganza es lo que voy a tener. Un buen corte de pelo es lo que necesitas monada.

Que aparte de vil y cruel, a ti lo que te va es oscurecer miradas, aburrir canciones, cambiar el sentido a las risas, comentar tablones, llevar tacones, pantalones rojos, ojos azabache, pestañas y Rimel... Y que bien te quedaría un buen corte de pelo.

Sábados odiosos, Vulpes como amigas, bebidas alcohólicas, fiestas ligadas a miles de entidades, personas conectadas sin razones aparentes. Y me cansa decir "adiós", que para ser la típica tonta de turno a la que toman por pelona.. prefiero cortarte el pelo.

Voy a coger unas tijeras pelirrojas, voy cortar tu pelo de plata, voy a pasar por tu lado bailando y que se me queden mirando, que te van a cortar el pelo, cortar caminos, largos comentarios para cortar ideas, choques que no llevan a ningún lado, líos de fin de año que pueden ser algo más, conspiraciones en mi contra que te van a dejar sin pelo.

Odio incontrolable un viernes por la tarde, inspiraciones momentáneas de frases cortas y concisas, incoherencias que sólo mi mente comprende, sentimientos de rabia y oh! cortes de pelo por todos lados, melenas que se las lleva el viento, que tengas un buen día porque el de mañana va a ser terrible.

Coge tu larga melena y lárgate lejos de mi vista, porque ahora me toca tirar a mi.

domingo, 6 de febrero de 2011

La i es antítesis.



Oh día, vaya día. Oh noche, vaya noche. Irrepetible, ilusión, inimaginable e irreal eran los 4 adjetivos que mejor describían aquello que tanto llevaba esperando... eso, felicidad.
Aquello que ella pensaba, ahora nadie me lo va a quitar. Hoy es mi mes y mañana no será mi adiós.
¿Cómo era posible haber sentido tal éxtasis? Por fin:

Es como confiar en alguien en tan sólo una noche; es cuestión de poder volver a mirar a los ojos y soñar en un nuevo principio; es una noche de primeros besos repetidos; son miles de miradas cómplices de lo que parece una orgía individual; es sentir el quemazón en la garganta del Vodka con limón; es pasar frío y calor al mismo tiempo; es tomarse un café y no haber descansado...
Porque con esa sensación de leer miles de comentarios "disimulados" y dirigidos a ti, envidias y celos que se respiran en el espacio-tiempo, todo vuelve a la no-normalidad.

Es una vida distinta, es quitarse fuera de la rutina y empezar a gritar. Morderse en los labios, falta de respiración, suspiros y suspiros, risas con un sólo significado, esperanzas de cambiar todo lo escrito.

Nuevos nombres y nuevas despedidas, morderse en los labios, falta de respiración, vergüenza y timidez, 4 horas perdidos, moratones incomprensibles y viernes, muchos viernes.


Pero es haber tenido la sensación de empezar a desconocer al mismo tiempo de conocer.

¿Qué hago aquí? Este no es mi sitio, un sitio dónde me siento observada y no puedo hablar sin ser controlada, esto es una dictadura, hay demasiado orgullo, a nadie le importa la felicidad, a nadie le importa esos 4 primeros empezados por I.

Injusticia, infantil, imposible e individual, otros nuevos adjetivos para describir como una noche puede oponerse a la anterior, como puedes sentirte inferior, es un manual de "La manera más fácil de estar en tu mundo en 4 pasos". Equivocaciones y malentendidos ¿Lágrimas? No gracias, esas quedaron en el olvido.

Pero las plagas somos plagas, y además nos extendemos, manchamos... y como el aceite, no se quita. Y por quitar... Nadie me quitará esa palabra que tengo ahora... sí, esa, felicidad.