sábado, 25 de diciembre de 2010

Algo incomprensible, pero un 2010 para recordar.


Un nuevo año, otro más en nuestra colección y para muchos en final de historias repletas de momentos grabados en un libro con -al fin- nombre.

No sé por donde empezar, supongo que por el principio, que dicen sería lo mejor, pero puede que mi año no tuviese buenos comienzos, así que empezaré por el final.
El final... ¿No os ha pasado muchas veces que cada final forma parte de algún nuevo proyecto? Puede que este año me decida y empiece a escribir, puede que éste sea por fin el final de mi -llamémosle curioso- carácter, de mis arrebatos incomprensibles, de mis ataques de ansiedad, de la compulsiva compulsividad y de los nombres con lágrimas.

Pero para qué engañarme, éste año que se acaba ha sido y será un año para recordar, el primero de todos, el primero sintiendo compañía, el primero sintiendo amor, el final de una gran reconciliación, mi primer gran error -y mi segundo gran error-.
Un año en el que alguien con un alma famosa y un cuerpo desconocido, miles de seguidores pero solo una decena de amigas de verdad. Conocida y por conocer, alguien a quien hice daño y creo pero no quiero volver a hacer -Los amores platónicos, a veces... dejan de serlo-.
Un año dónde he encontrado y dicho adiós a mi alma gemela - a cambio pero, me dio una gemela del alma. A mitad de año encontré entonces, alguien que me amaba por el simple hecho de mi procedencia-.
Un año donde tengo a alguien -B- que me aguanta todos los días sin rechistar, alguien a quien intento aplicar mi psicología barata, algo que no me sirve pero creedme, funcionará.
Formulaciones y risas terminan un año con la persona más risueña, con quien más deseo hablar, las mejores versiones objetivas que alguien puede darte, gracias a quien también, como no, termino en año mejor que nunca.
Un año donde miles de personas han pasado por mi cabeza y sus nombres se han grabado en ella, enfados que no debieron existir, tonterías de muñecas chochonas y barriguitas que se quedaron en Choni-Nancis. Es curioso pero, ver como a pesar de todo, quieres a todos esos digamos nombres.
Un año en el que miles de payasos me han hecho reír y después llorar, una cosa os digo, de poco sirven las risas si la función acaba en tragedia, y así con todos, y así sucesivamente...
El listillo de turno que se creyó más inteligente de lo que no es, miles de machaques a través de palabras, no iba a ser como tu querías... voy a ser como yo quiera. -A veces los intentos de pelirroja tienen razón -; y un futuro e inesperado empresario cuyo mayor entretenimiento es mentir -Y por mucho honor que haga su oficio al blog, es alguien ahora vetado en mi mente-.
Mi primer año, mi primera amiga de verdad, un acoplamiento brutal de una semana, con ella empecé el año y con ella pienso terminarlo -Todo lo que me has aguantado.. no tiene palabras, simplemente, gracias-.

Un año con miles de palabras inventadas, con ecuaciones que resuelven teoremas aparentemente imposibles, una nueva ilusión que empieza con una nueva canción y a través de un simple comentario se puede sacar una sonrisa a cualquiera. Monstruos y pesadillas olvidadas, informes psicológicos guardados en el cajón -esperemos- para siempre, y ya va un año pudiendo comer chocolate.




PD: Tal vez esta entrada sea incomprensible, tal vez sea demasiado personal, pero quería dedicarla por primera vez, a toda esos ángeles, porque es lo que son, que han estado a mi lado los 365 días de este 2010 y con quienes voy a empezar el nuevo y esperado 2011. Chicos... Feliz año nuevo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Hoy querido diario, tengo miedo.













Sí, querido, fiel y amadísimo diario, hoy Jueves 16 de Diciembre, tengo miedo.
No es un miedo físico ni un miedo que me aterrorice, no. Es un miedo al que llevo aferrándome mucho tiempo, y hoy, justamente hoy, me he dado cuenta de que por desgracia, ese miedo me sigue a todas partes.

¿A qué puede deberse? Al pasado, seguro, seguro que es una serie de secuelas a las que nunca he hecho frente y ZAS! Tenían que salir por un lado o por otro, surgir y como no, llamar la atención más que nunca. Porque así es mi vida, si se abre una puerta la cierro de un golpazo, miedo de no saber como cruzarla...

Porque yo siempre he sido una chica bastante decidida, digan lo que digan, las situaciones me han llevado a hechos a los cuales si no fuese por mi capacidad de decisión aun estaría en la linea trasera del primer párrafo de mi vida entera... ¿No?... A lo que iba, que se me suele dar bien decidirme, vamos, que dudar no es lo mío, digo... Ahora mismo no lo sé. Es una desesperación y... tengo miedo.

Tengo mucho miedo a dar un paso, el primero tal vez, a dar el último, a pasar al siguiente nivel. Tengo miedo de empezar algo nuevo, que sí, que ni siquiera sé si la historia tiene comienzo pero ¿Qué mas da? Me encanta imaginarme leyendas nuevas que vivir... y ¿Por qué no? Éstas podrían cumplirse en cualquier momento... En el fondo tengo miedo a crecer...

Tengo miedo, y es una tontería, pero tengo miedo, mucho miedo, miedo de perder algo que no ha empezado, miedo de perder cincuenta y cinco ilusiones. Tengo miedo de equivocarme desde la primera palabra. Aunque antes no era así, antes solía soltar las cosas, dejar que volasen y si hacía falta que se perdieran en la mirada de los demás. Porque si no hay nada que perder para qué preocuparse por no volver a ganar, pero cuando has perdido tantas veces, la última esperanza que recuperas es la de la victoria.

Tengo miedo a empezar el invierno sin haber acabado el verano, a no recordar como estudiar, a querer hablar y no articular sonido. Tengo miedo a las arañas, a los payasos y a las noches oscuras... a un holocausto zombie y a ser la última en llegar...
Tal vez en otra vida pero esto nunca me había pasado, y ahora tengo miedo, tengo miedo a suspender el examen de mi personalidad, a convertirme en un número más, a ser un folio en blanco superpuesto sobre mil identidades y perderme en el más oscuro de los rincones... Tengo miedo a estar inventándome una verdad.

Querido diario tengo miedo a poner punto y final a un libro sin título.




Postdata: Lo siento, los exámenes me han dejado exenta de imaginación, por ahora, sólo puedo ofrecer rutinas un poco aburridas, se intentará mejorar (:

sábado, 4 de diciembre de 2010

Una lista, muchos finales.


Ella empezó:

Se abre una libreta, se coge una pluma y se empieza a escribir toda una lista. No una lista cualquiera, no, una lista sin final y sin principio, una lista sin sentido. ¿Qué apuntar? Muy fácil, mirando a mi alrededor me di cuenta, no podía ser que esas cosas que hacen mi día a día siguiesen pasando desapercibidas, debían de quedar guardadas y ordenadas, apuntadas a su debido tiempo en un sin fin de espacios sin... eso, sin principio y sin final.


1. Un suspiro. Dicen que una mirada vale más que mil palabras, pero un suspiro es el principio de algo malo, algo muy malo, que siempre siempre acaba mal, aunque miremos el lado positivo, un suspiro es como un sedante, a partir de él, sientes y padeces, pero no lo notas hasta que no se pasa su efecto.

2. Aquella canción. Borrada una y otra vez, pero siempre sigue ahí, permanece en el recuerdo. Olvídalo, nunca volverá a ser lo mismo, nunca podrá volver a ser como la primera vez que escuchaste esa canción que te marcó, ese sentimiento, ese "algo" nuevo que empezaba a crear reacciones indescriptibles en tu interior, sensaciones y pensamientos. Esa canción que a todos nos pone los pelos de punta... al final siempre nos acaba aburriendo.

3. El último beso. El cual nunca pensaste que fuese a ser el último y puede que por eso no le dieses importancia. Puede que analizándolo bien, su morfología, su sentido, solo sea un beso más. Pero todos sabemos, ese y solo ese, fue el último beso.

[...]


Y lo mejor de todo es romper la lista en dos, en tres y en cuatro. Mirar nuevas fotos, tener nuevos suspiros, volverlo a pasar realmente MAL. Pero para eso habrán primeros, segundos y medianos besos, besos intensos, suaves, besos con amor, besos censurados y besos que deberían ser para mayores de edad... Escuchar nuevas canciones, inventarse letras imposibles, imaginarse fantasías en blanco y negro... Y sonreír cada vez que miras esos ojos negros.





La única conclusión que he pude sacar es que después de 365 días todo seguía igual, la gente actuaba bajo las mismas reglas y el Sol aparecía por mi ventana cada Lunes. Nevase o no, el Sol salía.

Solo faltan 20 días para navidad.