Reaccionar, sentir, emitir. Guarda cada recuerdo y olvídate de la mitad, deja de arrepentirte de lo vivido, no es el impulso reprimido el que se tiene que controlar, avanza y suéltalo, empieza a renovar tu vestuario porque esta noche no se repetirá jamás.
Por un momento lo pensado, lo último y lo inimaginado. Un testamento al mundo entero, en esta puta vida que ansío vivir al 120%, pues se van a romper todos los porcentajes estudiados y publicados... ¡Rendiros a mis pies pensadores! Buscad a otra tonta que os cuente el cuento porque he elegido la libre vida.
A destrozar los escenarios se ha dicho, jugar al ajedrez con tres reinas y cincuenta peones, presentarse a un examen sin estudiar, asentir y sonreír, petar mil bolsas llenas de aire y gritarle al viento que soy gigante. Más gigante que el Himalaya.
Le planto cara al miedo y no le dejo respirar, susurro al oído de mil demonios hambrientos, sangre por todas partes y una sonrisa de fondo que quiere seducir al más puro estilo Dandy.
Intentando que me quiten la ropa despacio, sin prisa, sin pausa, sin segundas intenciones, nada malo, sólo deseo, simple entretenimiento de una noche loca, amor perdido y desesperado.
Me presento como dueña de mi ego, dueña de mi fuego interno y de mis cicatrices, quemaduras brillantes, recuerdos de toda una vida, años marcados y imbéciles pasados, sueños rotos y almas desgarradas, 15 días para cumplir la fecha, cada día soy más vieja, la experiencia está en auge, las ideas en detrimento.
Perra vida la que me ha tocado, perra vida que voy a reventar.