A lo largo de esa hora debía estar en un sueño acaramelado, aquel que nunca se cumple y que tiene la tendencia de atravesar el optimismo, pero la eternidad seguía fuera de su trayectoria y cuando evito todo ese estupor sospecho que vuelve a reiterar en los absurdos.
— "Si la calle está vacía muérdete la lengua y cuenta hasta diez."
Entonces salgo porque ya suma uno y ahora es bisiesto, así que tengo el bohemio subido y empiezo a conocer Cortázar porque se me cayó una piedra del bolsillo y creo que la había llamado por el mismo nombre. A ver cuánto me dura la costumbre de mirar a través de la ventana de mi habitación del fin de semana.
— "Un, dos, tres..."
Oigo el cuchicheo de las botellas de vino blanco partiéndose el cuello de tanto esperar a algún imprudente que las embriague, y luego permanecen aturdidas tal vez guardando la voz para no seguir ahogándose, sólo hasta que amanece y sin embargo sale el sol y ahí siguen danzando hasta el do. Y cómo podría vivir sin el café de madrugada.
Levitas tan pronto como te sacia la soledad, cuéntame cómo es eso, cuéntame hasta diez.
Me gusta mucho tu blog, continua, saludos
ResponderEliminarMuchas gracias :)
EliminarJoder, me encanta como escribes!!
ResponderEliminarOh gracias! Joder, a mi me encanta tu comentario.
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